jueves, 12 de enero de 2012

Cuando te adopta un gato


"Pasé mi tierna infancia acogido"
Mi nombre es Rayo. Soy un gato negro y blanco, hermano de otros 6 machos que mi mamá, Ricarda, tuvo en la misma camada. Nada más nacer, unos voluntarios de PROA nos recogieron y enseguida nos fuimos a vivir a una casa de acogida. Allí estuve un par de meses hasta que un día, me metieron en un trasportín y me  llevaron al albergue a conocer a mi nueva familia. Y, ¡menuda familia!.


En el camino a mi nueva casa no protesté. La verdad es que estaba un poco asustado. Todo era nuevo para mí. El coche, sus ruidos, sus olores…

"saben que les quiero"

 No tardamos mucho en llegar a la que ahora es mi casa y mi sorpresa fue mayúscula cuando una cabezota gigante se plantó delante de mi trasportín para intentar olerme. Quería ser mi amigo, pero yo entonces no lo sabía. Era muy pequeño y el perro era muy grande para mí. Así que me defendí como solo los gatos sabemos, sacando mi patita por la reja y dejando claro que necesitaba un poco de espacio. Cuando Dragón, así se llama mi amigo, alejó su cabeza y me dejó sitio para observar, me di cuenta de que  había otra amiga  más, que me miraba y me olisqueaba desde la distancia. Esa era Freya, que aunque parecía más desconfiada, realmente luego me dí cuenta de que estaba siendo paciente como solo las hembras saben hacer. 

"Son mi familia"
Después de las presentaciones ya estaba dispuesto a explorar mi nuevo mundo. Mis compañeros humanos tuvieron cuidado de que los perros no fuesen muy brutotes y yo mismo fui marcando las distancias. No les llevó más de una semana asegurarse de que Freya y Dragón no me harían daño alguno. En Dragón he encontrado a un hermano, un compañero de juegos, y además le he ayudado a no comerse los muebles. Lo pasaba muy mal cuando nuestros amigos humanos no estaban en casa. Pero ahora disfrutamos echando carreras por el pasillo y revolcándonos en el sofá. Nos lo pasamos tan bien, que se le han olvidado los nervios que le hacían destrozar cosas.

"He decidido que me quedo a vivir con ellos"
En Freya he encontrado a mi segunda mamá. Me mima, me protege, juega conmigo e incluso me deja que le muerda las orejas. Es muy paciente conmigo porque sabe que todavía soy pequeño. ¡Solo tengo siete meses!.
En cuanto a mis amigos humanos… Ellos son lo más. Me cuidan, me dan de comer porque saben que soy un tragoncete. Me dan caricias cuando estoy dormido y protesto pidiendo mimos. Me entienden y me perdonan si hago alguna trastada, porque soy un poco travieso a veces. Pero saben que les quiero. A ellos y a mis compañeros caninos. He decidido que me quedo a vivir con ellos. Que son mi familia.

Les he adoptado.

"Les he adoptado"