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"Pasé mi tierna infancia acogido" |
Mi nombre es Rayo. Soy un gato negro y blanco, hermano de otros 6 machos que mi mamá, Ricarda, tuvo en la misma camada. Nada más nacer, unos voluntarios de PROA nos recogieron y enseguida nos fuimos a vivir a una casa de acogida. Allí estuve un par de meses hasta que un día, me metieron en un trasportín y me llevaron al albergue a conocer a mi nueva familia. Y, ¡menuda familia!.
En el camino a mi nueva casa no protesté. La verdad es que estaba un poco asustado. Todo era nuevo para mí. El coche, sus ruidos, sus olores…
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"saben que les quiero" |
No tardamos mucho en llegar a la que ahora es mi casa y mi sorpresa fue mayúscula cuando una cabezota gigante se plantó delante de mi trasportín para intentar olerme. Quería ser mi amigo, pero yo entonces no lo sabía. Era muy pequeño y el perro era muy grande para mí. Así que me defendí como solo los gatos sabemos, sacando mi patita por la reja y dejando claro que necesitaba un poco de espacio. Cuando Dragón, así se llama mi amigo, alejó su cabeza y me dejó sitio para observar, me di cuenta de que había otra amiga más, que me miraba y me olisqueaba desde la distancia. Esa era Freya, que aunque parecía más desconfiada, realmente luego me dí cuenta de que estaba siendo paciente como solo las hembras saben hacer.
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"Son mi familia" |
Después de las presentaciones ya estaba dispuesto a explorar mi nuevo mundo. Mis compañeros humanos tuvieron cuidado de que los perros no fuesen muy brutotes y yo mismo fui marcando las distancias. No les llevó más de una semana asegurarse de que Freya y Dragón no me harían daño alguno. En Dragón he encontrado a un hermano, un compañero de juegos, y además le he ayudado a no comerse los muebles. Lo pasaba muy mal cuando nuestros amigos humanos no estaban en casa. Pero ahora disfrutamos echando carreras por el pasillo y revolcándonos en el sofá. Nos lo pasamos tan bien, que se le han olvidado los nervios que le hacían destrozar cosas.
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"He decidido que me quedo a vivir con ellos" |
En Freya he encontrado a mi segunda mamá. Me mima, me protege, juega conmigo e incluso me deja que le muerda las orejas. Es muy paciente conmigo porque sabe que todavía soy pequeño. ¡Solo tengo siete meses!.
En cuanto a mis amigos humanos… Ellos son lo más. Me cuidan, me dan de comer porque saben que soy un tragoncete. Me dan caricias cuando estoy dormido y protesto pidiendo mimos. Me entienden y me perdonan si hago alguna trastada, porque soy un poco travieso a veces. Pero saben que les quiero. A ellos y a mis compañeros caninos. He decidido que me quedo a vivir con ellos. Que son mi familia.
Les he adoptado.
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"Les he adoptado" |